Editorial / Las cuentas de Villa
El Senado ha acordado remitir al parlamento autonómico del
Principado de Asturias la información solicitada sobre las declaraciones de
bienes y rentas del sindicalista José Ángel Fernández Villa, así como todos las
retribuciones y compensaciones que le pagó durante los años que fue
parlamentario, entre 1999 y 2003, como senador autonómico.
Las declaraciones de bienes y rentas de los senadores están
ahora colgadas en la web de la institución y cualquier ciudadano puede acceder
a ellas, porque en 2011 se decidió hacerlas públicas. Pero no era así en las
legislaturas sexta y séptima, en las que fue senador Fernández Villa, según han
explicado fuentes parlamentarias.
Y Villa ganó mucho dinero en la Cámara Alta –adonde iba poco, argumentando compromisos aquí; mientras en Asturias pretextaba citas en Madrid, de modo que estaba en un chalet del SOMA en Los Alcázares (Murcia), que usaba como si fuera suyo–, pero ni de lejos la fortuna que ha declarado a Hacienda.
Y Villa ganó mucho dinero en la Cámara Alta –adonde iba poco, argumentando compromisos aquí; mientras en Asturias pretextaba citas en Madrid, de modo que estaba en un chalet del SOMA en Los Alcázares (Murcia), que usaba como si fuera suyo–, pero ni de lejos la fortuna que ha declarado a Hacienda.
Sobre todo, porque el dinero de los parlamentarios es opaco
para el ciudadano, pero no para la Agencia Tributaria, así que ni un euro de lo
percibido en el Senado puede estar entre el patrimonio oculto que regularizó el
sindicalista. Así que su poderosa cohorte puede hacer juegos de manos con los
ingresos legales del de Tuilla, pero el dinero oculto no puede haber salido de
una institución pública: ni el Parlamento Asturiano, ni las Cortes Generales,
ni la Federación Socialista Asturiana ni la empresa Hunosa.
Él cobró de todos esos sitios, pero ese dinero es blanco.
Así que, si la Junta no quiere hacer el ridículo y de verdad pretende
investigar, la información que debería pedir no es la del Senado, sino la de
todos sus constructores protegidos... Claro que, entonces, igual salía a
relucir algún nombre más.
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