Por Ana María de Luis Fue la semana pasada pero se pasó por alto; había demasiados papeles en panamá, demasiados chorizos que nombrar, demasiadas miserias dignas de un libro de codicia. En el mar mediterráneo, una embarcación; una más sobrecargada, el mismo lugar, las mismas personas u otras diferentes. Ya no leemos las noticias porque las que se refieren a números no causan dolor, ni siquiera un esbozo de ternura. Pero han muerto. El mediterráneo alberga como todos los cementerios, cientos de cadáveres de personas que tenían una vida, o quizá, no tenían ninguna y buscaban la nuestra. Esa cómoda vida de donde no nos salimos no vaya a ser que llueva. Una embarcación que ha confirmado ACNUR, zozobró en el mar de la muerte, en el enorme y bello lugar en donde entre playas, chiringuitos, palmeras y cañas, millones de personas se bañan cada año. Da igual que sea España, Grecia o Italia. En el mismo mar están ellos soñando el sueño de los justos; habiendo querido lo mejor para los suyos...
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