Por Ana María de Luis Otero Una vez más, dentro de todas las que se ven a diario, existen muestras de indiferencia, falta de solidaridad, caridad, o llámelo usted como quiera. No es infrecuente ver a un discapacitado, ya sea físico, sensorial o intelectual ser arrollado por la gente que se cruza de acera, los evita y si llega el caso, realmente no saben cómo intervenir con ellos. Quizá en este caso concreto y en este momento concreto de este día concreto tengamos que dar las gracias a El Langui por haber hecho de una situación normal, una, excepcional. Que las sillas de ruedas, scooters, sillitas de niños, y otros elementos tipo bastones de ancianos, de ciegos, etc, etc se ignoren en los medios de transporte de todas las ciudades, especialmente, en las grandes, es una realidad que las personas con discapacidad, notan, advierten y sobre todas las cosas, sufren. No hay nada más que ver una cola de autobús para que seas golpeado y arrastrado y no digamos si quieres hacer uso de lo...