Por Ana María de Luis Fue la semana pasada pero se pasó por alto; había demasiados papeles en panamá, demasiados chorizos que nombrar, demasiadas miserias dignas de un libro de codicia. En el mar mediterráneo, una embarcación; una más sobrecargada, el mismo lugar, las mismas personas u otras diferentes. Ya no leemos las noticias porque las que se refieren a números no causan dolor, ni siquiera un esbozo de ternura. Pero han muerto. El mediterráneo alberga como todos los cementerios, cientos de cadáveres de personas que tenían una vida, o quizá, no tenían ninguna y buscaban la nuestra. Esa cómoda vida de donde no nos salimos no vaya a ser que llueva. Una embarcación que ha confirmado ACNUR, zozobró en el mar de la muerte, en el enorme y bello lugar en donde entre playas, chiringuitos, palmeras y cañas, millones de personas se bañan cada año. Da igual que sea España, Grecia o Italia. En el mismo mar están ellos soñando el sueño de los justos; habiendo querido lo mejor para los suyos...
Por Joaquín del Río Vi ayer en la televisión pública un programa dedicado a la Duquesa de Alba que me irritó profundamente. No suelo ver programas del corazón, pero cuando estos se hacen con dinero de todos debe exigírseles el mismo rigor periodístico que a cualquier otro tema. Y el de TVE hablaba de Cayetana como si estuviera muerta... y no lo está, aunque todo indica que puede estar viviendo una situación insuperable. Esto de adelantarse a los acontecimientos es muy frecuente en las informaciones de sociedad, porque alimenta el morbo y da para muchos días de información (que si la agonía, que si el desenlace, que si las pompas fúnebres, que si las retrospectivas... un montón de horas de televisión y mucho papel couchet ); pero es una indecencia en términos profesionales. Hace muchos años, mi admirado editor Juan Tomás de Salas obligó a su director Pedro J. Ramírez a retirar un extenso reportaje sobre la radiofonista Encarna Sánchez el día...
España celebró hace días un aniversario del terrible atentado yihadista de Atocha, el mayor ataque contra Europa desde el final de la Segunda Guerra Mundial; y lo hizo con todas las asociaciones de víctimas del terrorismo unidas por primera vez en doce años, lo que es una buena noticia para el país y el primer indicio de que los españoles podemos aprender a no entrematarnos, como llevamos mucho tiempo haciendo. Nuestra vecina Francia reaccionó con una sola voz cuando fueron atacados la revista 'Charlie Hebdo' y la sala de conciertos Bataclan, por no hablar de otros países como los cercanos Marruecos y Túnez. España, en cambio, es como ese magnífico cuadro de Goya en el que dos paisanos se zurran enterrados hasta las rodillas. Y eso es porque la tolerancia no es una virtud de esta tierra, acostumbrada a imponer una opinión mayoritaria y a ocultar el resto. Todo el mundo cree que este país es muy cristiano (católico, en concreto), pero de eso sólo hace quinientos años, que...
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