Por Ana María de Luis Fue la semana pasada pero se pasó por alto; había demasiados papeles en panamá, demasiados chorizos que nombrar, demasiadas miserias dignas de un libro de codicia. En el mar mediterráneo, una embarcación; una más sobrecargada, el mismo lugar, las mismas personas u otras diferentes. Ya no leemos las noticias porque las que se refieren a números no causan dolor, ni siquiera un esbozo de ternura. Pero han muerto. El mediterráneo alberga como todos los cementerios, cientos de cadáveres de personas que tenían una vida, o quizá, no tenían ninguna y buscaban la nuestra. Esa cómoda vida de donde no nos salimos no vaya a ser que llueva. Una embarcación que ha confirmado ACNUR, zozobró en el mar de la muerte, en el enorme y bello lugar en donde entre playas, chiringuitos, palmeras y cañas, millones de personas se bañan cada año. Da igual que sea España, Grecia o Italia. En el mismo mar están ellos soñando el sueño de los justos; habiendo querido lo mejor para los suyos...
Por En Cierta Medida ¿El cine? Bien, gracias. ¿Y los cines? No tan bien. Cuando pienso en una sala de cine me vienen a la cabeza el Ráfaga de Avilés o el Goya de Gijón, donde vi con mi abuela a mi gran heroína Pippi Calzaslargas. O el Albéniz, donde vi una reposición de '2001: una odisea del espacio', y cómo un señor abandonaba la sala con sus dos niños porque creía que les había llevado a ver una secuela de 'La guerra de las galaxias'. O el Brisamar, donde tuve el inmenso placer de ver 'Let it be' con mis amigos. El pobre cine Ráfaga de Avilés se ha quedado en los huesos. El Goya ha desaparecido, el Albéniz ya no es un cine, el Hernán Cortés y el Robledo ya no existen, y el Arango fue ocupado durante un tiempo por la Corporación Dermoestética… Cuando pienso en los viejos cines, siempre me acuerdo de los mármoles de la antigua Roma… Tras la caída de Roma, de esos preciosos mármoles, en gran parte, se hacía cal. En Roma había hornos de cal por todas partes...
Por Joaquín del Río Vi ayer en la televisión pública un programa dedicado a la Duquesa de Alba que me irritó profundamente. No suelo ver programas del corazón, pero cuando estos se hacen con dinero de todos debe exigírseles el mismo rigor periodístico que a cualquier otro tema. Y el de TVE hablaba de Cayetana como si estuviera muerta... y no lo está, aunque todo indica que puede estar viviendo una situación insuperable. Esto de adelantarse a los acontecimientos es muy frecuente en las informaciones de sociedad, porque alimenta el morbo y da para muchos días de información (que si la agonía, que si el desenlace, que si las pompas fúnebres, que si las retrospectivas... un montón de horas de televisión y mucho papel couchet ); pero es una indecencia en términos profesionales. Hace muchos años, mi admirado editor Juan Tomás de Salas obligó a su director Pedro J. Ramírez a retirar un extenso reportaje sobre la radiofonista Encarna Sánchez el día...
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