EDITORIAL / Identidades

Quiso la técnica que 'Astures' estuviera a punto de no estrenarse esta temporada antes de las elecciones autonómicas de Cataluña, que se celebran el domingo y que algunos quieren convertir en plebiscitarias de la independencia... y para ello utilizan mucha demagogia.

Porque ningún territorio puede cambiar de status manteniendo sus derechos y porque nadie puede hacer que alguien se sienta algo que no entiende... de modo que ni las huestes de Artur Mas pueden esperar que su Catalunya siga siendo parte de España si la abandona; ni los de Mariano Rajoy deberían esperar otra cosa que catalanidad antiespañola allí. Y ello porque el catalán fue tan hábil jugando su partida como torpe ha sido el gallego con la suya.

El de Pontevedra es especialista en hacer de Don Tancredo frente a los problemas, a la espera de que los arregle el paso del tiempo; y el sucesor de Jordi Pujol se ha revelado un cínico especialista en echar leña al fuego... hasta que la cosa se les ha ido de la mano a los dos y Cataluña y España estarán el lunes ante el problema más difícil de su historia común.

Digan lo que digan unos, Catalunya será en días una Albania rica en el entorno de Europa (salvo que consiga el favor de algún grande... sobre todo Alemania, como hizo Kosovo) y, digan lo que digan otros, España será una pesada vieja gloria para la economía de la Unión. Aunque los tratados en vigor no atan igualmente a todas las partes, así que habrá que ver cómo se desenvuelve cada una en los tribunales de Justicia, donde el caso acabará seguro.

Este medio tiró la toalla hace años frente un problema irresoluble, cuando alguien le preguntó cómo un proyecto suyo iba a preservar la identidad murciana. Ahora, sabe que está ante un desafecto de más calado; del que reconoce que no se ha gestionado como se debiera... ni en Barcelona ni en Madrid. Habrá que ver si el tema todavía tiene arreglo.

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