Estudiar Filosofía

Por Francisco García

Ahora que los rectores del sistema educativo pretenden eliminar los estudios de Filosofía, vienen a la memoria los profesores de esta asignatura que nos inculcaron el afán de pensar por nosotros mismos.

La mañana del intento de golpe de Estado del 23F, mi profesor de Filosofía (don Francisco, un viejo luchador por las libertades y fumador empedernido) nos dio –temblándole la voz– una lección magistral de tolerancia: "Que no os impidan ser libres, esos de ahí fuera", nos dijo mientras en el patio del instituto cantaban 'Cara al Sol' unos muchachos de camisas azules de Fuerza Nueva, al tiempo que lanzaban huevos contra las ventanas.

Al profesor de Filosofía de COU –que era muy joven, un tal Juan Manuel (madrileño y chuleta, enamorado en secreto de Ángela Molina)– le debo haber aprendido de memoria, y fascinado, el prólogo de 'Más allá del bien y del mal', de Frederick Nietzsche, donde decía: "He de admitir que la verdad es mujer".

También le debo a un cura de vocación tardía y filósofo de carrera (don Jordi) que llegara al examen de Selectividad con el ogro de Geörge Hegell bien amarrado.

Firmar el certificado de defunción de la asignatura puede esconder intenciones siniestras, como conseguir que los chavales no lean 'Zipi y Zape' y permanezcan para siempre en la 'caverna' donde sólo se distinguen sombras.

O, tal vez, lo que se pretende es que para las nuevas generaciones no exista otro clásico que un Madrid-Barça o que los estudiantes púberes no conozcan más selección que la de Del Bosque, en lugar de las especies que describió Charles Darwin en su teoría de la evolución.

Artículo publicado originalmente en 'La Nueva España' de Gijón: http://www.lne.es/opinion/2016/07/05/estudiar-filosofia/1952105.html

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