EDITORIAL / Lastres

La derecha ganó en Asturias las elecciones del 20D y no es disparatado colegir que lo hizo porque a ellas no concurría su amado líder, Francisco Álvarez Cascos, que es tan buen analista como mal gestor. En efecto, ha hecho falta que desapareciera el 'factotum' para que todos sus equipos se unieran por el bien común... y ganaran con su apuesta.

Y eso que ni PP ni Foro han hecho otra cosa que seguir sus directrices: ya que, como se recordará, el ingeniero no pudo ser candidato aquí tras remitir una carta a Génova en la que advertía de que habría que cambiar las direcciones locales (encabezadas entonces por Gabino de Lorenzo, Pilar Fernández Pardo y Joaquín Arestegui, en Oviedo, Gijón y Avilés respectivamente) si se quería ganar.

Y ahora ninguna de esas tres cúpulas está activa, aunque fueron desactivadas 'por lo bajini'... de donde se deduce que Cherines hizo de otro modo lo que pedía Cascos; así que la cuestión no es de fondo, sino de forma. Las tres cúpulas fueron advertidas por Ana Mato de lo que le había dicho el ingeniero a Dolores de Cospedal.

Las formas siempre perdieron a Cascos, que es impaciente, autoritario y exigente; cuando no siempre es bueno actuar como lo hace él. De donde se deduce que su problema nunca fue esencial, sino superficial... y también que el futuro de sus gentes es volver al redil del PP y enterrar Foro.

Dado que (enfrente) seguirán el PSOE y Podemos, que en Gijón son víctimas de su lastre y que en Asturias actúan más 'en contra de' que 'a favor de', lo que también tiene un coste electoral. Pero ésa es otra historia...

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