Las miserias del Catolicismo español

Por José Enrique Centén

Como no afiliado a ninguna rama religiosa describo la miseria, el cinismo y la hipocresía de una iglesia en cuanto a defender “sus” derechos, cuando su derecho y deber es cumplir lo que predican sus escritos, y en uno de ellos Marcos 12:17, Jesús les dijo: Dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios. Y se maravillaban de Él. 

En España, a pesar de ser un Estado aconfesional según la Constitución de 1978, la iglesia católica se cree con los derechos del primer concilio ecuménico celebrado en el año 325 en Nicea, convocado por el emperador romano Constantino aconsejado por un obispo español, Osio de Córdoba, logrando que se otorgara legitimidad al cristianismo en el Imperio romano y por primera vez se concedieron privilegios importantes cuya consecuencia fue un gran poder, buena posición social y económica a su organización, donaciones a la Iglesia, construcción de templos y preferencia a los cristianos como colaboradores personales. Religión que se convertiría en la oficial del Imperio por el Edicto de Tesalónica en el año 380 con el emperador Teodosio.

Pasados 1.636 años, mantiene las mismas ventajas y poder en España con la aquiescencia de  todos los gobiernos hasta ahora, salvo el lapsus republicano, gobiernos que dictan leyes o artículos laxos sin concreción directa y sin hacer cumplir con contundencia en artículos como: “En los establecimientos públicos no se exhibirán símbolos religiosos, salvo aquellos con valor histórico-artístico, arquitectónico y cultural protegidos por las leyes”. Es decir, no podrá haber crucifijos en colegios ni hospitales públicos, ni tampoco en ayuntamientos o ministerios”.

Pero siguen manteniendo capillas en las universidades, clarísima vulneración del principio de neutralidad propio de un Estado confesional al permitir derechos religiosos en dependencias del Estado como es la Universidad.

Incluso tuvieron la osadía de llevar a los tribunales a personas que en una protesta pacífica corearon consignas o enseñaron las tetas por la retirada de la capilla del Campus Universitario exigiendo respetar la laicidad del Estado español, la capilla permanece en el mismo edificio pero por pedir el cumplimiento constitucional una persona ha sido condenada por el juzgado penal número 6 de Madrid con la multa en 4320 euros, es decir, 12 euros diarios durante 12 meses.

¿Qué clase de Código Penal tenemos en España? ¿Por qué razón el “sentimiento religioso” debe estar presente en la ley? ¿Cabe el delito de blasfemia en un país democrático y aconfesional?, y en este caso el respeto al Estado y a su Carta Magna ¿quién lo defiende?

La hipocresía de esta iglesia junto a dirigentes del PP se hace patente ante ciertos hechos diferentes, aplauden la sentencia y condena por la petición pacífica de retirada de culto en dependencias del Estado, pero por la destrucción de un templo no causada por rojos o morados sino por la especulación particular no se han oídos voces, ni a los fiscales entrar en liza, ¿cuál es exactamente la diferencia entre unas “asaltacapillas” como califica la derecha a unas “luchadoras por la libertad” y la poderosa Iberdrola?, el PP ante “tamaño sacrilegio” es silente al ser uno de sus benefactores y a su vez protector-protegido de un ministro dimitido por tener una menudencia de “cuartos” en Panamá.

El templo religioso al cual me refiero es el que existía en los terrenos del Campus de Iberdrola en San Agustín de Guadalix, en internet se puede observar el antes y después. Es patente que esta destrucción no importa a la hipócrita iglesia católica española, lo suyo es conseguir controlar el Estado.

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