EDITORIAL / UGT

Seis exdirigentes de UGT en Asturias duermen esta noche en el calabozo por su presunta utilización fraudulenta de fondos que recibió el sindicato para la formación de trabajadores, un escándalo que es vox populi desde hace mucho años y no sólo por parte de la central filosocialista. Pero en este caso la cosa va más allá, porque resulta de una actuación de la Guardia Civil.

La noticia debe de alegrar muchísimo a los militantes –que acaban de escuchar de labios de su extesorero (el exsenador Luis Bárcenas) que su partido lleva años con una contabilidad paralela a la conocida)–, pero es muy mala para el sistema, porque confirma que la pillería sigue siendo una característica de la democracia española.

Porque jugar con las atribuciones del dinero público lo han hecho todos en España: los partidos, los sindicatos, las organizaciones empresariales, las instituciones... Por no ir más allá, consta que UGT lo ha hecho en todas partes, no sólo en Andalucía y Asturias.

La operación, sin embargo, da la razón en parte al bisemanal regional 'Atlántica XXII', que lleva tiempo enfrentado a UGT y hace un Periodismo del máximo nivel, desde una comunidad como Asturias en la que los sindicatos son dios para mucha gente... o lo eran, ahora que Fernández Villa está demostrando quién es (con sus trampas para no declarar por su enriquecimiento repentino) y que UGT ha sido puesta en la picota.

Todo el mundo debe andar poniendo ahora sus barbas a remojar, pero en este momento quienes permanecen en el calabozo son exdirigentes de UGT, con su secretario general entre ellos. ¡Vaya!

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