Hasta siempre, jefa
Por Joaquín del Río
Paso una tarde horrible llorando la muerte de mi colega catalana Pilar Casanova, que falleció ayer en Madrid. Fue mi primera redactora jefe y ya he contado que en Periodismo la relación entre el superior y el subalterno es diferente de en otros sectores porque en esta profesión uno no aprende si su jefe no le enseña y uno no progresa si su jefe no le apoya. Y así fue conmigo.
Estuve con ella y su pareja preparando su mudanza a la Unión Soviética (donde fue corresponsal de la Agencia EFE) hace tantos años que prefiero no calcularlos; los seguí en Moscú cuando la 'Perestroika'; estaban en Berlín cuando cayó el Muro; en Pekín cuando el incidente de la plaza de Tiananmen; en Washington cuando la 'contra' nicaragüense y en Madrid cuando los GAL. Y todo eso lo contaron Pilar y Carlos... y lo leí yo.
Más allá del trabajo, conocí sus casas, sus coches, a sus familias, sus corazones, sus defectos, sus altibajos, sus ilusiones, sus amigos, sus virtudes... y, de pronto, su enfermedad. Fue hace meses y desde entonces no la quitaba de la cabeza porque me dijeron que estaba sufriendo muchísimo.
Pero la Medicina aún no sabe cómo hacer que el dolor se comparta; así que lo que se comparte, de momento, es la muerte. Y aquí estoy yo escribiendo sobre el fallecimiento de mi jefa por antonomasia y compartiendo con sus allegados el dolor por su pérdida... Aunque esta media tarde me llamó mi sobrino: "Tío: ¿me llevas al parque del barco pirata?" Y así es la vida, que se superpone hasta a la muerte.
¡Hasta siempre, Pilar!: para ti va este tema asturiano de entonces ('Nacer de nuevo').
Paso una tarde horrible llorando la muerte de mi colega catalana Pilar Casanova, que falleció ayer en Madrid. Fue mi primera redactora jefe y ya he contado que en Periodismo la relación entre el superior y el subalterno es diferente de en otros sectores porque en esta profesión uno no aprende si su jefe no le enseña y uno no progresa si su jefe no le apoya. Y así fue conmigo.
Estuve con ella y su pareja preparando su mudanza a la Unión Soviética (donde fue corresponsal de la Agencia EFE) hace tantos años que prefiero no calcularlos; los seguí en Moscú cuando la 'Perestroika'; estaban en Berlín cuando cayó el Muro; en Pekín cuando el incidente de la plaza de Tiananmen; en Washington cuando la 'contra' nicaragüense y en Madrid cuando los GAL. Y todo eso lo contaron Pilar y Carlos... y lo leí yo.
Más allá del trabajo, conocí sus casas, sus coches, a sus familias, sus corazones, sus defectos, sus altibajos, sus ilusiones, sus amigos, sus virtudes... y, de pronto, su enfermedad. Fue hace meses y desde entonces no la quitaba de la cabeza porque me dijeron que estaba sufriendo muchísimo.
Pero la Medicina aún no sabe cómo hacer que el dolor se comparta; así que lo que se comparte, de momento, es la muerte. Y aquí estoy yo escribiendo sobre el fallecimiento de mi jefa por antonomasia y compartiendo con sus allegados el dolor por su pérdida... Aunque esta media tarde me llamó mi sobrino: "Tío: ¿me llevas al parque del barco pirata?" Y así es la vida, que se superpone hasta a la muerte.
¡Hasta siempre, Pilar!: para ti va este tema asturiano de entonces ('Nacer de nuevo').
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