EDITORIAL / Vacío
Decía un titular de ayer: "Javier Fernández es el líder nacional de la política, según el CIS". Y a los periodistas veteranos se les cayeron los palos del sombrajo. Porque Fernández no es un político nacional y tampoco es un líder de nada. Como mucho, es un dirigente regional que está circunstancionalmente en la actualidad nacional. Seguramente, el autor del titular quería decir algo así: "Javier Fernández es el político mejor valorado a nivel nacional, según el CIS".
Pero las dos frases no dicen lo mismo. La primera refleja que el de Mieres es un hombre con peso en la política y la segunda indica que es un personaje con credibilidad entre la gente; pero entre la gente también tienen credibilidad el estadounidense Donald Trump, el español Mariano Rajoy y el asturiano Francisco Alvarez Cascos, por citar políticos... la tiene hasta Isabel Pantoja.
El extraño maridaje con la propaganda –contra natura, pero ése es otro tema– ha llevado el Periodismo a cotas de ignorancia de las que nadie es capaz de decir si son interesadas o simplemente idiotas, por vacías. Aunque son, en todo caso, contraprudecentes para ambas profesiones.
Hasta cuando el deleznable franquismo había en España dos colectivos: el de periodistas y el de propagandistas; donde éste era el preferido por el régimen, que por eso dio una avenida al fundador de su asociación. Se llama Cardenal Herrera Oria y existe todavía hoy, cuando poca gente recuerda a quién rinde homenaje.
Pero lo que se hacía por aquel entonces era tratar de confundir a la gente mezclando las dos profesiones y lo que pasa hoy es que ambas actividades se confunden ellas mismas solas. ¡Así estamos!
Pero las dos frases no dicen lo mismo. La primera refleja que el de Mieres es un hombre con peso en la política y la segunda indica que es un personaje con credibilidad entre la gente; pero entre la gente también tienen credibilidad el estadounidense Donald Trump, el español Mariano Rajoy y el asturiano Francisco Alvarez Cascos, por citar políticos... la tiene hasta Isabel Pantoja.
El extraño maridaje con la propaganda –contra natura, pero ése es otro tema– ha llevado el Periodismo a cotas de ignorancia de las que nadie es capaz de decir si son interesadas o simplemente idiotas, por vacías. Aunque son, en todo caso, contraprudecentes para ambas profesiones.
Hasta cuando el deleznable franquismo había en España dos colectivos: el de periodistas y el de propagandistas; donde éste era el preferido por el régimen, que por eso dio una avenida al fundador de su asociación. Se llama Cardenal Herrera Oria y existe todavía hoy, cuando poca gente recuerda a quién rinde homenaje.
Pero lo que se hacía por aquel entonces era tratar de confundir a la gente mezclando las dos profesiones y lo que pasa hoy es que ambas actividades se confunden ellas mismas solas. ¡Así estamos!
Comentarios
Publicar un comentario