De Chiapas a Atenas

Por En Cierta Medida

En San Juan de Chamulas (estado de Chiapas, México) son autosuficientes: no necesitan nada que no puedan producir. ¿Nada? En realidad, hay dos cosas que los chamulas necesitan y están obligados a importar. ¿Ordenadores? ¿Lavadoras? ¿Televisores? ¿Turrón? ¿Árboles de Navidad? ¿Coches? ¿Cámaras digitales? ¿Palomitas? ¿Muebles de Ikea? Pues no. Coca-Cola y camisetas de Messi.

Los chamulas tienen que eructar para expulsar los malos espíritus y purificarse (los chamulas practican un catolicismo mezclado con la tradición indígena). Antes de la globalización capitalista, los indígenas tenían que beber mucha agua o, lo que era mucho peor y causa de enormes problemas cotidianos, emborracharse con licores de producción local. Ahora eructar es para ellos mucho más fácil. Basta con beber una Coca-Cola (también vale una Pepsi, pero no son tan apreciadas). Un eructo producido por una Coca-Cola proporciona felicidad espiritual. Los niños chamulas también quieren eructar pero, sobre todo,  adoran el fútbol. No es fácil encontrar camisetas de Nike, pero sí es posible encontrar originales imitaciones de camisetas del Barça con el nombre de Messi. Estas camisetas también proporcionan felicidad espiritual que se manifiesta en la infinita sonrisa de los niños que corren detrás de un balón embutidos en una camiseta azul y grana con el 10 a la espalda. También se pueden ver algunas camisetas blancas con el nombre de Ronaldo, pero esas camisetas son solo la Pepsi-Cola del fútbol (al menos, para los que somos del Barça).

Los chamulas bebedores de Coca-Cola y seguidores de Messi eructan y sonríen, pero la vida es algo más que eso. Las palabras del subcomandante Marcos del EZLN, o los libros de José Luis Sampedro sobre la globalización, nos ayudarán a poner en su sitio a la Coca-Cola y al fútbol. Pero hoy quiero permitirme la tremenda frivolidad de decir que en San Juan de Chamulas el Barça es a la Coca-Cola del fútbol. Dicho esto, mantengo que el fútbol proporciona felicidad espiritual y no es incompatible con entender que Luis de Guindos miente cada vez que habla de la crisis griega en los telediarios y que lo que ocurre estos días en la ateniense plaza Síntagma es bueno para democracia, ya saben, ese invento griego.

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