EDITORIAL / Cuéllar

Anda revuelto el Periodismo deportivo por la intervención del portero del Sporting de Gijón a propósito de una publicación en la que se dice que se encara con la afición del Deportivo de La Coruña, cuando lo que se sucede es que está mirando fijamente a la afición gallega porque entre ella hay un hombre sufriendo un ataque epiléptico. Cuéllar tiene razón al recriminar esta mala praxis, pero lo hace con tan mal tono que pierde todo el derecho.

O no... ya que el portero tiene más derecho a perder los papeles que el medio a dar la versión que quiere sobre lo que está pasando, sobre todo cuando su versión es falsa. La veterana Rosa María Calaf denunció al jubilarse que los medios buscan ahora "más lo que impacta que lo que importa". Y eso es lo que hizo en La Coruña el diario 'La Nueva España'.

En España, un resabio corporativo prohibe que cualquier persona critique a otro profesional de lo suyo (y nada como fijarse en los médicos, para ver cómo funciona). Pero entre los periodistas se aplica de otra forma –y se explica también: perro no come perro, se dice aquí.

Pero ni esa precaución debe impedir ahora dar la razón a Pichu y recriminar junto a él lo que ha hecho mal el digital de LNE (y no Víctor Rivera, como dijo el portero Iván, que no tiene por qué saber cómo funciona una empresa informativa). Algunos colegas han tratado de tapar el tema pactando no difundir la intervención de Cuéllar, por temor al potente diario canario que se edita en Oviedo, pero esos embargos sólo funcionan en territorio del cacique... por eso, el tema ha tracendido desde niveles nacionales.

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