EDITORIAL / Yihad

Está Asturias alucinada por la detención en Gijón de un reclutador del Estado Islámico... y eso porque uno siempre piensa que todos los de su entorno están entre 'los buenos'. Pero eso no es así: contra lo que se imagina, los criminales no llevan un cartel en la frente que alerta a las gentes de buena voluntad.

Pasaba mucho cuando estaba activa ETA y se detenía a alguno de sus pistoleros; decían sus vecinos: "parecían buenas personas, eran muy normales". Eso también ocurría con los nazis: parecían buenas personas, eran muy normales; y la mayoría, incluso, padres de familia. Eran asesinos en el trabajo, pero no en casa, algo que en realidad puede ser cualquiera.

Un estudio muy conocido de los albores de la Psicología Social llamado 'el experimento Milgram' probó que los seres humanos somos capaces de provocar hasta daño a otras personas sólo con que lo ordene una institución con credibilidad. Y no hay nada más creíble que la jerarquía religiosa para un creyente: por eso fueron a las cruzadas los cristianos, matan palestinos los judíos o están en el Daesh algunos musulmanes... como el de Gijón.

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