Catar, la dictadura millonaria

Por Jesús Cabaleiro

La reciente denuncia de Reporteros sin Fronteras (RSF) sobre las dificultades por parte de un equipo de la televisión alemana para hacer un trabajo sobre las condiciones de los trabajadores inmigrantes en Catar, pone sobre el tapete la situación real que se vive en ese rico estado.

Un periodista deportivo alemán, Florian Bauer, fue detenido junto a su equipo –un cámara, un técnico de sonido y un conductor– por la policía catarí mientras filmaban, el pasado 27 de marzo, a trabajadores extranjeros construyendo instalaciones del futuro Mundial de fútbol previsto para 2022.

“Fueron interrogados por la policía y llevados ante la fiscalía. Pasaron 14 horas privados de libertad y se les prohibió abandonar el país en los cinco días siguientes. Las autoridades les confiscaron sus equipos y no se los devolvieron hasta cuatro semanas después, el 26 de abril, con todos los datos borrados” informa Reporteros Sin Fronteras (RSF).

Fueron acusados formalmente de filmar sin un permiso que intentaron obtener hasta el último momento, sin éxito. Finalmente pudieron dejar el país el 2 de abril, tras la intervención del embajador alemán. Pese a la censura catarí, el reportaje fue emitido.

Catar ocupa el puesto 115 según la clasificación mundial de libertad de prensa de RSF, bajando dos puestos respecto al año pasado, forma parte de los países donde existen serias dificultades. Hay más libertad en otros países árabes como Mauritania o Kuwait si bien otros muchos más están todavía peor. Es un país donde los delitos de difamación y blasfemia se castigan con prisión y donde los informadores y los representantes de la sociedad civil tienen que autocensurarse a la hora de hablar de cualquier tema sobre la seguridad nacional, la familia real, -los Al Thani, en el poder desde mediados del siglo XIX-, u otros asuntos polémicos.

Además, según denuncia RSF, la ley contra delitos informáticos adoptada en septiembre de 2014 que criminaliza la publicación de “noticias falsas” o cualquier contenido que afecte a “los valores sociales” supone una amenaza directa a la libertad de expresión e información.

Pero no solo es RSF, numerosas asociaciones proderechos humanos internacionales, encabezadas por Amnistía Internacional, han recordado la situación de los trabajadores extranjeros procedentes de países como Pakistán, Filipinas, Bangla Desh, India….., que es próxima al esclavismo, además los accidentes laborales con víctimas se contabilizan a dos diarios. Eso sí, Catar también acoge a miles de trabajadores de alto standing del llamado Primer Mundo cobrando altos sueldos. Un ejemplo fue el exministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, quien asesoró al Gobierno catarí, pero no hay que extrañarse, también recibió una condecoración de un régimen siniestro como el de Guinea Ecuatorial. Y es que paradójicamente, en Catar lo que menos hay son cataríes de origen, tan sólo uno de cada ocho habitantes del total que viven allí.

Las obras del Mundial requieren más de 250.000 trabajadores que cobran al cambio, entre 200 y 300 euros mensuales. Necesitan un patrón que los avale, lo que se denomina kafala, que, como es lógico, da plenos poderes de todo tipo al contratante desde no respetar contratos hasta retener el pasaporte o lo que se quiera. No en vano la Confederación Sindical Internacional, que representa a 168 millones de trabajadores en 155 países, considera que es uno de “los peores países del mundo para trabajar”.

Catar organizará el Mundial de fútbol de 2022 siendo el país elegido con menor tradición futbolística, además del más pequeño –poco más que el principado de Asturias-. Este Mundial cuya designación ya fue polémica –se habla sin tapujos de sobornos a miembros de la FIFA- motivará además que, por primera vez en la historia, se cambien las fechas de celebración que pasará a diciembre provocando el parón de todas las ligas europeas. Además ya se ha “recomendado” directamente a los homosexuales que no viajen al país en esas fechas, originando la primera gran polémica al respecto.

Por cierto, lo que nos espera ver en ese Mundial 2022 es algo parecido a lo sucedido con el reciente de balonmano: contratación a golpe de talonario de jugadores mercenarios de otros países, siendo nacionalizados rápidamente, un entrenador extranjero, al igual que en balonmano previsiblemente será español, ya se habla incluso de Guardiola. Y otro dato, los aficionados también serán de pega y a sueldo, no se sabe si los traerán de España como ya hicieron con el balonmano, lo que valió incluso la parodia de cierto programa de televisión de La Sexta. Todo lo hace el dinero, eso sobra en Catar, es el país con mayor renta per cápita del planeta y donde uno de cada diez cataríes es millonario.

Sin embargo se puede citar lo que no sobra, ni existe, además de falta de libertad de prensa y expresión, derechos humanos, tampoco hay sindicatos, ni derecho a huelga, ni partidos políticos, ni sistema judicial independiente, ni igualdad para la mujer….

Así, el fútbol es un escaparate tremendo para Catar, no en vano la familia real catarí ha comprado el francés Paris Saint Germain o se anuncia en las camisetas del Barcelona a través de ‘Fundation Qatar’, además de tener varios canales específicos deportivos en Al Jazeera. Los tentáculos cataríes también llegan a medios de comunicación en Europa.

Hay que recordar que el rico estado acoge a la cadena Al Jazeera, que tanta trascendencia tiene en la información en todo el mundo árabe, con canales en árabe e inglés y ya están estudiando hacer uno en español. Hablan de todo el mundo árabe excepto de Catar lógicamente donde la manipulación informativa es evidente. Pero nadie se extrañe de esto, Catar organiza reuniones y encuentros de alto nivel para promover la democracia y la libertad de expresión en el mundo árabe, aunque como se sabe, no predica con el ejemplo. Incluso ha participado en la represión contra los chiíes del vecino emirato de Baréin, ya que defiende la visión wahabí, la más radical de las cuatro existentes en el Islam, la misma que Arabia Saudí.

Otro aspecto a recordar es la criminal detención y parodia de juicio de un poeta como Mohamed Al Ajami, por el ‘delito’ de escribir un poema titulado ‘Todos somos Túnez y la revolución de los jazmines’. Fue condenado primero a cadena perpetua y luego a 15 años de prisión que todavía cumple. Recientemente se celebró en España el primer acto en solidaridad con este poeta catarí.

En cuanto a la financiación de grupos radicales yihadistas habría que recordar las palabras del ministro de Cooperación y Desarrollo alemán, Gerd Müller, en agosto de 2014: “Hay que preguntarse quién está armando, quien está financiando las tropas del Estado Islámico” (Daesh en sus siglas en árabe) añadiendo: “la palabra clave es Catar”. Aunque fue desautorizado por la canciller Merkel, ahí quedaron sus palabras. Un dato: bajo el paraguas de donantes privados y supuestas organizaciones caritativas islámicas se esconde la financiación de grupos yihadistas.

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