Tres hombres españoles y uno catalán... ¡Ya puestos!

Por Ana María de Luis

Si la solución pasara por llamarse Sánchez, Iglesias, Rivera o Saénz de Santamaría la cosa iría bien. Si el voto se condicionara por haber analizado al detalle cómo son cada uno de ellos, iría a lo mejor, mejor. Si supiésemos que todo cuanto se ha dicho es más de lo mismo en estos dos meses de precampaña y días de campaña, nos sorprendería, pero no.

El formato nuevo gracias al trabajo de supongo, quince horas, de 500 personas, ha hecho posible que de pie, sin más protección que la de sus manos, un vaso de agua y algún folio para consultar, los cuatro magníficos pudiesen decir algo más al electorado español. Me llama la atención a que puestos a ser democráticos, los del partido de Rosa, o de la exrosa, actual Herzog y el joven Garzón, al menos hubiesen tenido un minuto de oro, no digo ya dos horas de exposición.

No hablamos de debate porque no se debatía nada. Era la mera exposición de los hechos, vistos desde el punto de vista de tres nóveles y una experimentada. Tres hombres y una mujer. Tres vestidos y uno en vaqueros. Cuatro apellidos españoles o tres españoles y uno catalán como prefieran.

El joven Albert Rivera cuyo discurso pudiera ser pero no acaba de cerrarse, teñirá de naranja la papeleta de los que quieren cambiar de silla pero no saben cuál. El profesor de universidad, bic en mano, seguirá probablemente en las aulas, aleccionando al personal en esos ideales que todos alguna vez tuvimos y que poder, se podrá, pero no en esas condiciones. Pedro Sánchez, vendido como el guaperas de Ferraz, culmina con sus “madre mía” su inexperiencia, su nerviosismo en estado puro y sobre todas las cosas, es un pez muy grande para un chico, muy chico aún. Y la doña, la única que se ha comido todos los marrones del gobierno más complicado de los últimos años, la chica-para-todo, ha visto teñido lo bueno por lo auténticamente malo, lo indigno, lo que nos hace quedarnos pasmados; entre sus filas hubo corruptos, personas que con un cargo semejante al suyo hoy, aún, no están en la cárcel. Se avergüenzan, sí, la justicia dirá, sí, pero las personas de a pie solamente quieren ver firmeza y que esas personas hoy, estén en la cárcel no en Aspen. Ese fue el fallo que no ató a tiempo, quizá, por lo demás, control, discurso y datos. Y eso, hoy, tras el debate, sigue creando indecisión.

No hemos encontrado nada más en el baúl de los recuerdos. Los reproches y el tú más era lo mismo; ese soniquete al que nos han acostumbrado todos hace ya tanto. Quizá gobernar es más difícil, no lo pongo en duda, pero la duda se cierne sobre las personas cuando éstas no son claras. Ante una pregunta solamente cabe una respuesta, no remontarnos al pleistoceno o a la época del chachachá, que ya saben que últimamente tuvo la culpa de todo. Respuestas contundentes han faltado y exceso de hilado entre lo dicho y los hechos.

España no sabe si cantar victoria o villancicos. Lo cierto es que el país envejece sin temor alguno a que los que nos siguen no tengan otra oferta que sacar adelante a las viejas glorias porque éstas, ya serán eso, glorias. No sabemos qué fórmula tienen aún para compensar la balanza de los que no nacen, los que se jubilan, los que enferman, los dependientes, los discapacitados, las personas que están en paro, los ninis, el fracaso escolar, la violencia de género, y así, suma y sigue. Todo se inclina hacia el problema y no sé si vemos la solución en alguna parte de nuestro horizonte. Lo más lejos que apostamos es por ver quién se come el mayor roscón, quién pasa las fiestas y se pone morado, naranja, rojo o azul. No hay más colores, al parecer porque éstos no tienen dinero suficiente para venderse. Es una realidad pero seguirá siendo así. Al final nos quedaremos como siempre, voto más o voto menos, y veremos que en febrero todavía estaremos hablando de pactos, y si no, al tiempo. Y entonces, comprenderemos que cualquier tiempo pasado fue mejor, no porque lo fuera, sino porque precisamente, ya lo hemos pasado.

El futuro nos desconcierta y solamente hablamos de lo inmediato y de lo que tenemos enfrente para no hacernos pensar; quizá comernos el primer polvorón, ver cómo la polución avanza porque no llueve o ver que en este mes de diciembre, con el puente, las fiestas y la madre que los trajo, no trabaja ni Perry. Esto sigue siendo España y la responsabilidad de las urnas la tiene usted, amigo lector. 

Somos responsables de lo que tenemos porque hace ya muchas décadas nos dijeron que a eso se le llamaba libertad.

Libertad, sin ira, pero libertad. Vote usted, sea responsable de lo que tiene entre manos y piense que tres nombres españoles y uno catalán, están dirigiéndose a usted cuando le cuentan las bondades de su programa. No sé si harán una película al hilo de todo ésto. Da cancha y han batido todos los récords. Supongo que el trending topic del debate decisivo 7 D también. Vallés, impecable como siempre. Un gran hombre para una gran oportunidad y Pastor, ahí, con su palabra favorita; insistimos…

Ahora le toca votar que no es moco de pavo y si no, consulten con House Water Watch Cooper que siempre les proporcionará algo nuevo, nunca se sabe.

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