EDITORIAL / Cállate, Felipe

El expresidente socialista Felipe González ha vuelto al centro de la actualidad al sugerir que la mejor solución para el sudoku postelectoral de España es un acuerdo PP-Ciudadanos con abstención táctica del PSOE, para permitir la investidura de Mariano Rajoy. Pero el gallego es, de lejos, el ciudadano más antipático del país; así que el sevillano haría bien en callarse.

En la política, como en cualquier otra actividad, hay que saber retirarse a tiempo... y Felipe González no ha debido de saber hacerlo. Porque él y Alfonso Guerra inventaron lo que hoy se llama 'casta' ("el que se mueve no sale en la foto", decía el otrora número dos del PSOE, para indicar que quien criticara al partido sería defenestrado de inmediato) y porque Felipe personaliza lo peor de los socialistas: el fraude del referéndum de la OTAN, la vergüenza del GAL, la apropiación de Prensa del Movimiento, la persecución a Pilar Miró, la reconversión...

Diga lo que diga González, Mariano Rajoy no merece seguir siendo presidente de España, ni con el apoyo de Ciudadanos ni con la abstención del PSOE... ya que es un mentiroso y un cínico compulsivo que llama "un caso aislado" a cada nueva corrupción sistémica del PP, cuando todo indica que cada nuevo caso es una muestra más de una forma de actuar.

Pedro Sánchez no es un hombre que inspire mucha confianza, pero es ahora el secretario general del PSOE y, seguramente, está más cerca de la sensibilidad de los socialistas que el millonario Felipe González o sus coetáneos de Extremadura, Andalucía, La Mancha... o Asturias. Así que él tiene la última palabra sobre cualquier pacto, mal que pese a algunos

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