EDITORIAL / Vergonzoso

El soberanista Carles Puigdemont toma posesión hoy como presidente de Cataluña gracias a un pacto palaciego entre las jefaturas de JuntsPerSi y Candidatura de Unidad Popular, dos formaciones políticas situadas en las antípodas que han puesto los derechos del territorio por delante de los derechos del ciudadano, para no repetir las elecciones (que podrían perder) y "corregir su resultado", según palabras de su predecesor Artur Mas.

Esto de poner la tierra por delante de la persona es lo que caracterizaba al nazismo de Adolf Hitler, que solía decir que el alemán que no sabe defender su país no merece vivir. Y lo de pactar con el diablo con tal de seguir en el poder también lo hizo el austriaco con Stalin. Como ha hecho una formación que se proclama anticapitalista pactando con la ultramontana derecha catalanista.

Claro que no menos vergonzosa que la pirueta del soberanismo catalán es el mutis del sindicalismo minero asturiano interpretado por su exlíder José Ángel Fernández Villa, que tenía que declarar ayer por su enriquecimiento ilícito y fue exonerado gracias a unos documentos del SOMA. Igual es pensar mal, pero mucha gente tenía claro que un hombre que fue todopoderoso no debe declarar ante un tribunal, no vaya a ser que se le caliente la boca.

Vergonzosa es también la imagen que ofreció la infanta Cristina en el banquillo que comparte con su marido y otros dieciséis encausados por el 'affaire' del instituto Nóos. La hermana del Rey sostuvo su aspecto de esfinge ante los abogados que intervinieron en la sesión preliminar. Y hoy empieza el juicio por el 'caso Madrid Arena'...

¡Qué vergüenza de país!

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