Otro 'Día de la Infamia' para Europa

Por Willy Meyer

Esa cosa que se llama Unión Europea, resto del naufragio de lo que fue un sueño anhelado por los antifascistas (la construcción de un espacio de convivencia por y para la ciudadanía basado en valores democráticos y de integración social), acordó el pasado 8 de Marzo, a través de su Consejo Europeo (ese órgano de gobierno europeo no elegido por nadie), un principio de acuerdo con Turquía sobre los refugiados y migrantes que huyen de la guerra de Siria (guerra alentada y sostenida por miembros del tal Consejo) que supone un atentado al derecho internacional que protege a las personas que huyen de los horrores de la guerra.

El acuerdo de proceder desde la UE a “devoluciones en caliente” de forma masiva de posibles peticionarios de asilo a Turquía, hizo reaccionar al Alto Comisionado de Naciones Unidas, Filippo de Grandi: “No se puede firmar ningún acuerdo que no salvaguarde las garantías que tienen los refugiados en el derecho internacional”. Pero además de atentar contra el derecho básico de asilo, el acuerdo revuelve las tripas a las personas de bien que ven horrorizadas cómo se gestiona la tragedia de los niños y niñas ahogadas en el Mar Egeo o ateridas de frio o hambre en campamentos improvisados rodeados de alambradas donde  familias enteras esperan una solución que les devuelva su dignidad y seguridad.

Según la Agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR), en su sexto año del conflicto, cerca de 4,7 millones de personas se han convertido en refugiadas en países vecinos como Líbano, Jordania, Iraq, Egipto y parte de ellas intentan acogerse al asilo europeo vía Grecia o Turquía.

En lo que va de año, han llegado 80.000 refugiados más a Europa y según cifras aportadas por UNICEF, el 60% son mujeres y niños.

Los Primeros Ministros o Jefes de Estado de los países miembros, algunos muy rápidos en pulsar el botón de las guerras, acordaron el pasado mes de septiembre “subastar” el reparto de cupos de refugiados (120.000) correspondiendo a España 16.231.

La lentitud de las Administraciones Europeas en cumplimentar ese compromiso se constata en el caso de España que en el mes de enero solo se aceptaron 12 refugiados, 11 eritreos y un sirio, pioneros de los 16.231. Por si fuera poco, en relación a la insensibilidad para cumplir con el derecho ineludible de asilo, el Consejo Europeo  hace receptor de las deportaciones masivas ilegales a un país como Turquía, que mantiene invadido militarmente un Estado de la UE como Chipre, que persigue a sangre y fuego a la minoría kurda, con permanentes actuaciones de abuso de poder de su gobierno , de constantes violaciones de los derechos humanos y uno de los gobiernos que comercializa el petróleo del llamado Estado Islámico, alentando y armando a la resistencia yihadista siria.

Turquía, a cambio de 6.000 millones de euros hace tragar al Consejo Europeo los valores comunitarios e impone sus particulares y antidemocráticos criterios para una hipotética adhesión a la Unión Europea.

Pero llueve sobre mojado.

La Unión Europea obedece al interés sagrado del libre comercio, de la desregulación económica, en definitiva, al interés de las oligarquías y élites económicas interesadas en acumular capital a cualquier precio, al precio de la globalización sin derechos, al precio del empleo y bienestar de las personas trabajadoras europeas, al precio de apoyar o consentir guerras como las de Iraq, Afganistán o Libia, al precio de dinamitar lo que pudo ser un Proyecto Regional Europeo al servicio de las personas, de su cohesión social y territorial.

Son ya muchos días de infamia de acuerdos de la UE que hacen la vida más difícil a las personas, que aumenta su desigualdad, que desprotege a los más débiles, que criminaliza a la migración, que recorta derechos y libertades, que privilegia a los estafadores financieros y monopolios, que atenta a las soberanías nacionales, en definitiva, las élites europeas (el auténtico gobierno europeo), han dinamitado la posibilidad de un espacio regional al servicio del bienestar de las personas trabajadoras, de su cohesión social y territorial.

Es la hora de construir otro proyecto regional europeo democrático respetuoso con las soberanías nacionales y con los seres humanos, sean comunitarios o no.
Tarde o temprano se abrirá paso la necesidad de iniciar un verdadero Proceso Constituyente Europeo con el protagonismo activo de la ciudadanía para impedir que se sigan produciendo tantos días de infamia en nombre de Europa.

Willy Meier ha sido eurodiputado por Izquierda Unida

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