EDITORIAL / Fernández, el viejo

El socialista Javier Fernández tomó posesión de la Presidencia de Asturias defendiendo su edad como una garantía de tranquilidad para su tierra. A sus 67 años, el mierense no es, efectivamente, ningún chiquillo; pero tampoco está "demasiado viejo para tener fe", como dice el músico Manolo Tena.

Al contrario, el ejercicio sosegado del poder requiere cierta mesura que se adquiere con los años (quien la adquiere... hay gente que ni así); aunque en España creemos siempre que las nuevas formas precisan de gente muy joven: Adolfo Suárez, Felipe González y José María Aznar fueron elegidos presidentes en sus cuarentenas, pero seguramente porque los españoles estaban hartos de Franco y sus ministros decrépitos; así que ese sarampión de juventud democrática irá dejando paso a una normalización de las cosas.

El caso es que Javier Fernández parece la opción más responsable para este principado, pero no porque no sea ningún chiquillo, sino porque no es ningún descerebrado. Máxime cuando la región ha aprendido en los últimos meses que los experimentos políticos deben hacerse con mucho cuidado... y no basta con poder hacer cosas; hay que saber hacerlas.

Una intervención directa de Madrid impidió que Podemos votara al Partido Popular para forzar otras elecciones en Asturias (intervención influida por la "gran cagada de Gijón", confirmaron desde la capital a este medio) y ahora esta tierra inicia una legislatura en la que no habrá sorpresas, pero tampoco sobresaltos... lo que no se puede decir de la anterior.

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