EDITORIAL / Tancredos

Convoca Mariano Rajoy el órgano de dirección del partido que preside para decir a su gente que pueden ganar las elecciones de mayo si no pierden el tiempo peleando entre ellos... pero eso mismo les dijo antes de los comicios andaluces y en ellos el PP se dio un batacazo de impresión; así que no es descartable que vuelva a suceder lo mismo.

Porque lo peor que tiene el Partido Popular es la gente que lo dirige –como prueba el 'caso Gürtel'– y el equipo que tiene en La Moncloa, que prometió unas cosas y hace lo contrario. Así que el tancredismo de Rajoy ante su debacle es una irresponsabilidad más del gallego.

La llamada 'suerte de Don Tancredo' es un lance taurino muy popular hace un siglo en el que el torero se vestía de blanco y se quedaba inmóvil a la salida del animal, porque se pensaba que éste creería que era una figura de mármol y no le atacaría. Su origen es incierto, pero se cree que lo puso de moda un matador poco exitoso que se lo inventó para entretener a la plaza y ganar algo de dinero como humorista desde el coso.

Pero ahora la expresión encuentra su mejor ámbito en la política, donde hay gente que se mantiene en sus trece aunque su gestión sea ruinosa para los ciudadanos. Y pasa en todos los partidos: muchas abogadas se quejan desde hace tiempo de que hay mujeres que utilizan en su beneficio las acusaciones de violencia machista y el PSOE nunca las quiso escuchar... hasta que el tema ha tocado a su eurodiputado López Aguilar.

Las socialistas hicieron el 'Don Tancredo' en su día como Rajoy lo hace ahora... pero llamar 'Tancreda' a Rosa Díez es poca cosa con lo que está haciendo la vasca, que ayer disolvió su partido en Asturias y nombró una comisión gestora, como en Andalucía.

P.D.: 'Astures' elude a propósito comentar el plan de Foro para El Muro gijonés porque las pijadas no forman parte de la política y las ocurrencias no se comentan en los medios serios.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El 'chapero' Nicolás

Los nuevos muros de Europa

La Gastronomía y la naturaleza humana