EDITORIAL / Los tiempos de Rajoy
En la Política es habitual que los profesionales de los
partidos encuentren una virtud que atribuir a cada nuevo líder, para
garantizarse su apoyo, que suele estar en cuestión cuando llega a la cúspide. Y
eso es lo que hacen las gentes del PP, que le atribuyen a Mariano Rajoy la
bondad de "medir bien los tiempos", queriendo decir que él sabe mejor
que nadie cuándo tomar cada decisión... y por eso es presidente del partido.
Pero, en el caso del gallego, esta supuesta virtud es una
falacia: Rajoy es cobarde, vago y desidioso y si no ha decidido aún quiénes serán
sus candidatos en mayo es por todo eso y no porque posponga esas decisiones
para el momento más oportuno; por más que le vayan a halagar algunos cuando
señale con el dedo... curiosamente aquellos cuya continuidad depende de él.
Asturias acaba de confirmar que Cherines Fernández será
candidata a la presidencia autonómica y que Agustín Caunedo optará a seguir
como alcalde de Oviedo, lo que sabía todo el mundo desde hace meses y ratifica
que la ovetense de Gijón volverá a perder unas elecciones y que el listo
sucesor de Gabino de Lorenzo será el hombre de la derecha para la capital.
En Gijón, en cambio, sigue sin saberse quién será el ungido
por Génova y eso que el PP podría beneficiarse de la debacle de Foro, que
intuyen hasta los suyos –ahí están los pasos atrás de Álvarez Cascos y Rafael
Felgueroso, para confirmarlo–. De modo que las elecciones serán las del
bipartidismo (literalmente, sin IU ni UPyD) y las de la eclosión de Podemos y
Ciudadanos. Y, si no, al tiempo.
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