Editorial / La democracia renace en Atenas
La victoria de Syriza en Grecia (que al cierre de esta
edición no se sabe si es total o parcial) apunta al renacimiento de la
democracia, en el sentido que se entiende ahora mismo en Occidente (no en el de
la Grecia clásica, donde sólo votaban hombres libres; es decir, que no se
escuchaba a las mujeres, los esclavos y los inmigrantes). Y eso porque ha
vencido la opción de la gente (de ahí el 'demos'), frente a la voluntad de las
elites.
Porque ésa y no otra es la opción que manda en la Europa
Unida, donde se legisla para las corporaciones multinacionales y los pudientes,
en detrimento de las clases menos favorecidas... aunque el discurso dominante
se ha escorado tanto a la derecha que todo el mundo cree que quien manda es el
centro político.
Nada más lejos; Syriza ha ganado en Grecia con un proyecto
político homologable al que el imaginario colectivo suponía para el PSOE de
Felipe González, en la España de 1982. Así que la irrupción en Atenas del
trasunto griego de Podemos lo que realmente significa es el final de los
Papandreu y los Karamanlis (o sea, de los Felipe y Fraga de España o de sus
versiones modernizadas Zapatero y Aznar).
Y buena prueba de ello es la debacle del PASOK, el partido
equivalente allí al PSOE de aquí y a una parte de Izquierda Unida; así como la
pérdida del poder por parte de Nueva Democracia –en español, el PP y UPyD–...
en realidad, el final del discurso de Chicago representado por Milton
Friedman, aunque ésta es una referencia que sólo entiende la gente muy bien
informada.
Seguramente, lo vio venir Mario Draghi, que hace días aceptó
comprar deuda soberana pese a que su valedora Angela Merkel nunca quiso hacerlo
(Draghi es ahora el presidente del Banco Central Europeo y quien engañó en su
día a la UE para que aceptara a Grecia en el euro).
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