Qatar, egoísta
Por En Cierta Medida
Según Richard Dawkins, los seres humanos somos (como el resto de los seres vivos) máquinas de supervivencia, vehículos programados a ciegas con el fin de preservar a los genes egoístas. La teoría del “gen egoísta” de Dawkins supone que los genes controlan el comportamiento de sus máquinas de superviviencia (usted, por ejemplo) no de manera directa, como lo haría un titiritero al mover las cuerdas de uno de sus títeres, sino indirectamente, como un programador que “enseña” a un ordenador a jugar al ajedrez. El gran invento de los genes es, pues, el cerebro. Parece que no, pero estamos hablando de televisión.
Según Richard Dawkins, los seres humanos somos (como el resto de los seres vivos) máquinas de supervivencia, vehículos programados a ciegas con el fin de preservar a los genes egoístas. La teoría del “gen egoísta” de Dawkins supone que los genes controlan el comportamiento de sus máquinas de superviviencia (usted, por ejemplo) no de manera directa, como lo haría un titiritero al mover las cuerdas de uno de sus títeres, sino indirectamente, como un programador que “enseña” a un ordenador a jugar al ajedrez. El gran invento de los genes es, pues, el cerebro. Parece que no, pero estamos hablando de televisión.
Desde hace tiempo, sospecho que la televisión es una
máquina de supervivencia de la publicidad. Es decir, los programas televisivos
no son más que autómatas programados para perpetuar la existencia de la
publicidad egoísta. Como los genes, la publicidad mueve no de manera directa,
sino indirectamente o, como diría Aristóteles, como causa final, como objeto de
amor y de deseo. Pero para que la publicidad tenga sentido, es necesario que
existan programas de televisión. No se puede hacer publicidad de una compañía
telefónica sin telecomedias. Y aún diría más. El Mundial de Balonmano, que
podemos seguir estos días en Teledeporte, es una máquina de supervivencia de
Qatar porque está al servicio de ese país, o lo que sea, que lo mismo compra la
camiseta del Barça que alquila los servicios de un grupo de españoles para que
animen a la selección local. El Mundial de fútbol de 2022, que se jugará con
unas temperaturas incompatibles con el deporte de alta competición, será
también una máquina de supervivencia de Qatar. Los grandes eventos deportivos
se han convertido en máquinas de supervivencia de Qatar y alrededores, del mismo
modo que la serie de televisión que el gran Woody Allen escribirá y dirigirá (a
cambio de mucha, mucha, mucha pasta) no será más que una máquina de
supervivencia de Amazon.
Qatar y Amazon, egoístas como los genes, nos ofrecen
Mundiales de Balonmano y comedias de situación y, así, perpetuamos la
existencia de monarquías y multinacionales absolutas. Porque, en realidad,
vender micromonarquías con sede en Qatar y macroempresas con sede en Seattle no
es muy diferente de vender coches, compresas, líneas aéreas y refrescos que
quieren ser la chispa de la vida.
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