Igual que siempre
Por Joaquín del Río
Se cumplió ayer un aniversario de la muerte de Lenin, el
líder de los bolcheviques soviéticos, y aunque hayan pasado muchos años todo
indica que la izquierda (cualquiera, el término refiere a ideologías no a
partidos) sigue tropezando en el mismo error de siempre: el debate
fragmentario.
Porque en el PSOE está la andaluza Susana Díaz impidiendo
que se consolide el liderazgo de Pedro Sánchez; en IU, Alberto Garzón se está
comiendo a la cúpula de Cayo Lara y hasta en Podemos ya hay varios frentes
disputándose el liderazgo.
Enfrente, las cosas se hacen también como siempre, pero de
otra manera: se adopta un argumentario y se cierra filas en torno al líder,
como hacen los dirigentes del PP al negar la contabilidad en negro de su
partido (certificada por un auto judicial y hasta por la Abogacía del Estado,
que depende del Gobierno de Mariano Rajoy).
Aunque, en la derecha, siempre queda Francisco Álvarez
Cascos y sus 'boys' (esos faros del saber que son Cherines y Fernando Goñi, que
vuelven a arruinar en Gijón su principal caladero de votos), que ahora están en
distintos partidos, pero un ataque de soberbia crepuscular no es suficiente
para terminar con años de colaboración.
También es siempre igual entre mis colegas, que suelen
buscar noticias donde no las hay –seguramente, para no informar de las cosas
que pasan, pero ése es otro tema–. Decía un diario regional anteayer que
"los críticos de Izquierda Unida están contra el acuerdo municipal de
Oviedo" y resulta que, al votar, hay una papeleta en contra y 26 a favor;
así que darle cancha a los contrarios parece más un intento de desestabilizar
que un ejercicio de información.
De modo que me viene a la memoria una gran viñeta que
ilustra bien lo que digo. Se la cuelgo.
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