EDITORIAL / España, por partes
La jornada electoral del domingo en Andalucía ha puesto
sobre la mesa un debate nuevo, que pregunta si son extrapolables sus resultados
a otras citas electorales. Y la respuesta varía en función del territorio, así
que hay que leer esas cifras por partes.
El día 24 de mayo se celebran las elecciones municipales,
pero en España hay más de 8.100 ayuntamientos y cada uno es de su padre y de su
madre, así que el estudio de sus particularidads excede el ámbito de 'Astures'.
También se vota en algunas comunidades autónomas, pero no todas se comportan
igual: de las 17 que hay, Galicia y Euskadi no votan este año; Andalucía ya ha
votado; Cataluña votará en otoño y Ceuta y Melilla son casos especiales. Así
que se puede hablar de once más Asturias, que siempre tiene un trato preferente
en este medio.
Lo primero que se debe hacer es leer los comicios andaluces
sin apasionamiento ni partidismos. Y no se puede decir que haya caído el
bipartidismo, porque el PSOE no ha perdido ni un solo diputado... si acaso ha
caído lo que aquí se llama tripartidismo, porque tanto PP como IU han visto
reducida su fuerza parlamentaria en beneficio de Ciudadanos y Podemos –respectivamente–, por
no hablar del Partido Andalucista (reducido a una reliquia del pasado) o de
Unión Progreso y Democracia (que queda como aventura personalista).
A continuación, hay que dividir el territorio nacional en
partes: las Castillas (con La Rioja y Cantabria), el Levante (Murcia, Comunidad
Valenciana y Baleares) y Aragón, Extremadura, Canarias y Navarra. Las primeras
son de tradición conservadora y poco letrada, así que son carne de cañón para
la propaganda de La Moncloa, que puede ganar allí; las segundas han sido
expoliadas por la corrupción del PP y ésta les pasará factura; y las últimas
fueron objeto de experimentos fallidos de Mariano Rajoy y sus huestes, así que
también van a votar en su contra, aunque en la región que capitaliza Pamplona
hay una derecha autóctona que puede aliviar a las gentes de esa ideología.
De modo que el PP se encamina hacia una debacle (ni los
mejores datos económicos harán olvidar a su gente que Génova es un nido de
delincuentes, como acaba de decir el juez Ruz al constatar que hubo allí
contabilidad 'en B' durante años) pero no tan grande como para aupar a
Ciudadanos, porque la derecha acaba votando siempre al candidato que le imponen
–aunque no le guste y con tal de que no ganen los otros–; y el PSOE va a
mejorar su posición en muchos territorios, mientras Podemos arrollará a
Izquierda Unida y UPyD se vendrá abajo por las torpezas de su presidenta.
Queda por decir qué pasará en Asturias, y ocurrirá como en
Andalucía, donde el caso de los ERE no ha pasado factura a los socialistas
porque está evidentemente dirigido por la jueza Alaya para perjudicarles; aquí,
José Ángel Fernández Villa será la bicha pero su partido no... y Francisco
Álvarez Cascos bastante tendrá con luchar por un escaño en las Cortes Generales
a finales de año tras perder en mayo el gobierno de Gijón y las elecciones
autonómicas.
Pero para eso queda algún tiempo. Y se lo contará 'Astures'.
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