Una amapola en un campo de berzas
Por En Cierta Medida
Al filósofo estoico cordobés Lucio Anneo Séneca le gustaba comparar el placer con las amapolas, que crecen en un campo de trigo sin haberlas sembrado. Puede, entonces, que el placer o la felicidad no sean algo que se pueda buscar directamente, sino que el placer y la felicidad se consiguen como si fueran amapolas en un campo de trigo. Estaremos de acuerdo, pues, en que series como 'Bing Bang' o 'El ministerio del tiempo' son amapolas de placer y felicidad en un campo de trigo. Pero en el mundo televisivo las cosas no ocurren de esta manera. Las amapolas televisivas no surgen así porque sí. Necesitan que alguien las siembre, que alguien las cuide, que alguien las proteja de los vaivenes del tiempo. Por eso TNT es la cadena perfecta para 'Big Bang', y por eso esta TVE tan maltratada por un gobierno torpe, cenizo y maloliente es la cadena ideal para la estupenda serie 'El ministerio del tiempo'. Las elecciones están a la vuelta de la esquina, amigos. Al canal TNT eso le importa un bledo. A TVE, no.
Al filósofo estoico cordobés Lucio Anneo Séneca le gustaba comparar el placer con las amapolas, que crecen en un campo de trigo sin haberlas sembrado. Puede, entonces, que el placer o la felicidad no sean algo que se pueda buscar directamente, sino que el placer y la felicidad se consiguen como si fueran amapolas en un campo de trigo. Estaremos de acuerdo, pues, en que series como 'Bing Bang' o 'El ministerio del tiempo' son amapolas de placer y felicidad en un campo de trigo. Pero en el mundo televisivo las cosas no ocurren de esta manera. Las amapolas televisivas no surgen así porque sí. Necesitan que alguien las siembre, que alguien las cuide, que alguien las proteja de los vaivenes del tiempo. Por eso TNT es la cadena perfecta para 'Big Bang', y por eso esta TVE tan maltratada por un gobierno torpe, cenizo y maloliente es la cadena ideal para la estupenda serie 'El ministerio del tiempo'. Las elecciones están a la vuelta de la esquina, amigos. Al canal TNT eso le importa un bledo. A TVE, no.
Decía Aristóteles que los caracteres humanos se
corresponden con las formas de gobierno de las polis, porque los caracteres no
nacen de las encinas o de las piedras, sino que se corresponden con las formas
de ser que se dan en las ciudades, las cuales, por inclinarse en una dirección,
arrastran tras sí a sus habitantes. La palabra carácter procede del griego, y
significa “grabar” o “acuñar”: así pues, el carácter se forma por los hábitos
de comportamiento adquiridos en la vida. Habría que estudiar si los caracteres
de los espectadores se corresponden con las formas de programar de las cadenas
televisivas, porque es evidente que esos caracteres televisivos no nacen de las
encinas o de las piedras. ¿Hay un espectador-TNT, como hay un espectador -TVE,
un espectador-Telecinco, un espectador-Antena 3 o un espectador-Canal +?
Parece que un espectador fiel de TNT no tiene el mismo
carácter televisivo que un fiel espectador de TVE, pero la irrupción de una
fantástica serie fantástica (no es una errata) como 'El ministerio del tiempo'
ha conseguido que los espectadores de TNT, en su mayoría jóvenes adictos a las
multipantallas y que manejan unos códigos audiovisuales muy particulares, se
enganchen los lunes a TVE, una cadena que hasta ahora repelía a los admiradores
de Sheldon Cooper. ¿Pretende el partido del gobierno, ese faro de
la troika y azote de los griegos vagos y derrochadores, ganar para su causa a
los jóvenes a fuerza de introducir series como 'El ministerio del tiempo' en la
rancia parrilla de la televisión pública? ¿Intenta el partido del gobierno,
reserva espiritual de la criminal política de recorte y tentetieso, cambiar la
televisión pública para transformar los caracteres y el voto de los
espectadores? Qué va. Imposible. Ridículo.
O sea, que 'El ministerio del tiempo' es sólo una amapola en
un campo de berzas. ¿No?
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