Editorial / Basura de Luxemburgo

Resulta que el nuevo presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, negoció con algunas multinacionales instalar su sede europea en Luxemburgo a cambio de execciones fiscales, con la ayuda del inefable español Luis de Guindos.

Como el presidente del Banco Central Europeo, el italiano Mario Draghi, engañó a Bruselas para que Grecia pudiera formar parte de la UE, sobre la base de contabilizar su prostitución, su economía sumergida y su dinero negro.

Así es que Europa está gobernada por sus piratas más acreditados, lo que denuncian [como siempre] los periodistas, a los que la sociedad odia porque identifica con las porteras que salen en programas televisivos del corazón.

La situación actual es obra de Silvio Berlusconi, que llenó la televisión de escotes y porquería (primero, la italiana; luego, la española y ahora está hasta en Reino Unido) y es un admirador declarado del fascismo de Benito Mussolini.


Así que Europa debería temer lo que le está pasando; y, si no lo hace, es porque sus ciudadanos no han leído lo suficiente.

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