Cuando Aristóteles es un extraterrestre
Por En Cierta Medida
El viejo Aristóteles es el padre de la Lógica, una disciplina que el filósofo macedonio fundó casi de la nada, a puro huevo, de manera que la Lógica salió de su cabeza como la diosa Atenea surgió de la cabeza de Zeus. Kant aseguraba que desde Aristóteles la Lógica no ha tenido que dar un paso atrás en el camino de la ciencia, y esa Lógica se basa en tres principios del razonamiento tan sencillos como indiscutibles: el principio de identidad, el principio de no contradicción y el principio del tercero excluido.
El viejo Aristóteles es el padre de la Lógica, una disciplina que el filósofo macedonio fundó casi de la nada, a puro huevo, de manera que la Lógica salió de su cabeza como la diosa Atenea surgió de la cabeza de Zeus. Kant aseguraba que desde Aristóteles la Lógica no ha tenido que dar un paso atrás en el camino de la ciencia, y esa Lógica se basa en tres principios del razonamiento tan sencillos como indiscutibles: el principio de identidad, el principio de no contradicción y el principio del tercero excluido.
Como los telediarios y tertulias televisivas están, y
estarán hasta las próximas elecciones, llenas de políticos y opinadores en
campaña, conviene recordar estos principios.
El principio de identidad afirma que un término es igual a
sí mismo, de forma que A es igual a A. Eso significa que los políticos no
pueden presentarse en campaña diciendo cosas que no tienen nada que ver con su
identidad, es decir, contradiciendo lo que han dicho o hecho a lo largo de los
últimos años. Si A gobernando no tiene nada que ver con A prometiendo cosas en
campaña, entonces no es igual a sí mismo y está violando el principio de
identidad. Que se aclare.
El principio de no contradicción significa que un predicado
no se puede afirmar y negar simultáneamente y bajo los mismos aspectos de un
sujeto. O sea, no se puede estar a favor de bajar los impuestos y a la vez
subir los impuestos, no se puede estar a favor del estado del bienestar y a la
vez recortar en sanidad o en educación, no se puede defender la democracia y a
la vez hacer la pelota a Arabia Saudí, no se puede defender el laicismo y a la
vez meter a calzador la religión en las escuelas, no se puede ser de izquierdas
y nacionalista, no se puede querer reformar el sistema sin entrar a formar
parte del sistema.
El principio del tercero excluido sostiene que no existe un
término medio entre dos afirmaciones contradictorias. Supongo que en estos
tiempos líquidos no queda muy bien decir que no hay término medio entre ser de
izquierdas o de derechas, de forma que ser de centro es una forma elegante de
decir que se es de derechas. Pero sí se puede decir que no hay término medio
entre dos afirmaciones contradictorias como “un político en campaña nos toma por
idiotas” y “un político en campaña nos trata como a ciudadanos”.
Sin embargo,
cada vez que Rajoy, sin ir más lejos, asoma su careto en un telediario,
da la impresión de que se está dirigiendo a ciudadanos idiotas que necesitan
mensajes cortitos y elevaciones del tono de voz que llamen al aplauso. Hay que
pedir a los políticos que nos traten como a idiotas, como hace Esperanza Aguirre,
o como a ciudadanos, como hacía Julio Anguita en sus mítines.
En cuanto a los tertulianos de esas descacharrantes cadenas
de ultraderecha, no hay nada que hacer. Aristóteles es un extraterrestre
para los chicos de Intereconomía.
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