EDITORIAL / Votad, votad; malditos
España celebra hoy unas elecciones
autonómicas y municipales en las que se elige el Gobierno de trece de sus
diecisiete comunidades y más de ocho mil ayuntamientos... aunque su Gobierno
Central se las plantea como un plebiscito de la política de Moncloa y como una
antesala de las generales de este invierno.
No obstante, lo que se vota hoy son las
corporaciones porque todo indica que no habrá mayorías holgadas, así que los
gobiernos saldrán de las negociaciones entre partidos... el 5 de junio en las
alcaldías y en un mes en las asambleas territoriales.
En línea con otras actuaciones suyas, el
presidente Mariano Rajoy ha mentido mil veces al decir que en cada sitio
gobernará la lista más votada, porque para que eso sucediera él tendría que haber
redactado una ley que no ha escrito (como prueba lo que está sucediendo en
Andalucía, donde Susana Díaz no es presidenta porque carece de mayoría suficiente,
aunque ganó las elecciones holgadamente).
De manera que mañana empieza el periodo
de los negociadores (los 'aparatos' en lenguaje político; 'apparatchiks', en
terminología clásica) que pueden dar al traste con cualquier resultado
electoral –es muy conocido el episodio que convirtió en presidenta de Madrid a
Esperanza Aguirre por primera vez, cuando compró la traición de dos diputados
del PSOE para neutralizar su derrota ante Rafael Simancas... el 'tamayazo', se
llama–. Sin ir más lejos, ocurrió en Gijón hace cuatro años, cuando PP y Foro
pactaron votar unidos para anular la victoria socialista en las elecciones, lo
que convirtió en alcaldesa a Carmen Moriyón.
Pero todo ese proceso no empieza hasta
mañana, ya que lo que corresponde hacer hoy es votar... y hay que hacerlo
aunque sólo sea por respeto a las miles de personas que a lo largo de la
Historia dieron su vida para conseguir ese derecho. Aunque, a la vista de lo
bronca que ha sido la campaña, apetece parafrasear aquella película sobre los
maratones de baile y gritar: "Votad, votad; malditos".
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