El Musel

Por Joaquín del Río

Se sorprende la gente al leer en las notas de agencia que Fernando Menéndez Rexach dijo en la Audiencia Nacional que la Autoridad Portuaria que él presidía no tenía nada que decir de la obra de ampliación del puerto de El Musel. Pero a mí no me extraña, porque el Superpuerto gijonés no es una obra hecha en una vivienda; al contrario: es un trabajo giganteso que nadie controla en su totalidad (salvo el jefe de Obra, si acaso...).

Y la cuestión tiene importancia porque hay una interpretación simpática de la política que circula por Gijón para defender que las gentes de Xixón Sí Puede no apoyaran la investidura del socialista José María Pérez como nuevo alcalde. Y resulta simpática porque, además de tendenciosa, es falsa.

Dice esta tesis que el PSOE local es responsable de los sobrecostes de la ampliación del puerto de El Musel y no es verdad porque de esa obra no es responsable la Presidencia –que es lo que nombran los socialistas–, sino el Consejo de Administración de la Autoridad Portuaria y en éste están presentes todos los partidos de Gijón, además de los sindicatos y muchas organizaciones profesionales (la Cámara de Comercio, sin ir más lejos).

Pérez fue consejero socialista en El Musel, pero fue uno más de varios y poco relevante (aunque firma el final de obra... coño, claro, como todos los de su partido)... nada que ver con Jesús Montes Estrada, Churruca, mentor de Aurelio Martín, candidato de Izquierda Unida en Gijón, con el que los de Xixón parecen no tener ningún problema.

De modo que el prejuicio contra Josechu no debe de venir de su paso por El Musel, sino del hecho de haber sido concejal en la corporación municipal que llevó a la cárcel a miembros de la Corriente Sindical de Izquierda. Así que hasta el populismo tiene un límite: se puede contar a la gente lo que quiere oír, pero decirle mentiras siempre pasa factura... Y lo hará.

Por cierto, si el Principado nombra al presidente del puerto no es por propia voluntad, sino como consecuencia de las cesiones que hizo Francisco Álvarez Cascos a Jordi Pujol para llegar a La Moncloa. El catalán exigió a José María Aznar la gestión del puerto de Barcelona para apoyar su investidura (cuando el marido de Ana Botella dijo que hablaba catalán "en la intimidad"... ¿se acuerdan?) y Cascos y Rodrigo Rato negociaron un acuerdo (llamado 'del Majestic', porque se firmó en ese hotel de Barcelona) que entregó la instalación a la Generalitat; y, como consecuencia, los demás puertos de España a sus respectivas comunidades autónomas.

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