Gracias, Mario
Por Joaquín del Río
Gijón y Oviedo seguirán gobernadas por las derechas (pese a haber votado a la izquierda... o eso creían sus ciudadanos) por obra y gracia del gijonés Mario Suárez Fueyo (allerano, en realidad; pero uno no es de donde nace, sino de donde pace), que permitirá que gobiernen Foro y el Partido Popular, respectivamente.
Conozco a este señor desde que tengo uso de razón y no alcanzo a entender cómo puede ser él menos 'casta' que el socialista José María Pérez, que nació para la política cuando el otro estaba ya liberado por su sindicato y, por tanto, fuera del mercado de trabajo.
Es más, conozco personalmente a muchos de sus compañeros de viaje y proclamo desde aquí que haré todo lo que esté en mi mano para que pierdan los sillones que van a obtener hoy... empezando por negarles mi tribuna de 'Astures', de la que dispusieron siempre porque este medio cree en la libertad de expresión más que muchas de sus firmas.
Pero quiero que mis conciudadanos sepan claramente a quién deben su situación; y confío en que se lo recuerden cada vez que se lo crucen por la ciudad. Y que, como yo, le digan: "Gracias, Mario".
Gijón y Oviedo seguirán gobernadas por las derechas (pese a haber votado a la izquierda... o eso creían sus ciudadanos) por obra y gracia del gijonés Mario Suárez Fueyo (allerano, en realidad; pero uno no es de donde nace, sino de donde pace), que permitirá que gobiernen Foro y el Partido Popular, respectivamente.
Conozco a este señor desde que tengo uso de razón y no alcanzo a entender cómo puede ser él menos 'casta' que el socialista José María Pérez, que nació para la política cuando el otro estaba ya liberado por su sindicato y, por tanto, fuera del mercado de trabajo.
Es más, conozco personalmente a muchos de sus compañeros de viaje y proclamo desde aquí que haré todo lo que esté en mi mano para que pierdan los sillones que van a obtener hoy... empezando por negarles mi tribuna de 'Astures', de la que dispusieron siempre porque este medio cree en la libertad de expresión más que muchas de sus firmas.
Pero quiero que mis conciudadanos sepan claramente a quién deben su situación; y confío en que se lo recuerden cada vez que se lo crucen por la ciudad. Y que, como yo, le digan: "Gracias, Mario".
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