La fiesta de Alcoa
Por Joaquín del Río
Veo las imágenes de la marcha de trabajadores de Alcoa, ante
la amenaza de perder sus puestos de trabajo, y me sorprendo al no ver en ella a
ningún dirigente político ni sindical. Pero de inmediato me doy cuenta de que
la protesta se celebró un día de fiesta y entonces caigo en la cuenta de que la
aristocracia de la clase obrera no va a movilizarse por unos trabajadores en
una jornada tan emblemática como la que celebra la Asunción de la madre de
Jesucristo...
Y llegado a este punto me doy cuenta de que la izquierda
española ha construido torres de marfil para muchos de sus dirigentes y ha
abandonado a su suerte a los proletarios. Escribo esta columna en un bar de mi
primo donde unos exmineros llevan horas gastando dinero y hablando del 'caso
Villa' (ese sindicalista que tiene una fortuna que ya quisieran muchos
patronos) y de la lucha obrera –que creen suya– y les atiende un inmigrante que
no ganará este mes lo que ellos van a gastar hoy. Así que mi entorno me indica
que la realidad ha cambiado más que el discurso teórico.
Ayer mismo, nada menos que UNICEF (la agencia de Naciones
Unidas que se ocupa de la infancia) puso rostro español a la pobreza europea,
al decir que éste es el país de la Unión con más diferencias sociales; y algo
como eso lo que amenaza a la plantilla de Alcoa... pero no a quienes deberían
hablar en su nombre, que seguirán en sus poltronas aunque la multinacional
decida irse.
Espero que no... porque tengo muchos amigos entre quienes
viven de su trabajo allí.
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