Editorial / Adiós al siglo XX
La reapertura de relaciones diplomáticas
entre Cuba y Estados Unidos –acordada ayer– supone el fin parcial del conflicto
más antiguo del planeta, y sólo puede interpretarse como una noticia excelente,
aunque vaya a provocar de inmediato el rechazo de alguna gente muy ruidosa.
Pero más de medio siglo de embargo
fallido es tiempo suficiente como para entender que no ha funcionado el acoso a
la isla por parte de la primera potencia del mundo... y que ya era tiempo de
cambiar de estrategia
Conocer la Historia no está de moda, pero
conviene recordar que este enfrentamiento tuvo al mundo al borde de una guerra
nuclear y que el asunto está en el trasfondo de grandes acontecimientos, como
el asesinato de John Fitzgerald Kennedy.
Vista internacionalmente, la decisión
justifica por sí misma la presencia del argentino Bergoglio en el solio papal,
que se metió de hoz y coz en las conversaciones y tuvo una influencia decisiva,
según ambas partes.
Desde la perspectiva asturiana, se trata
de una gran noticia porque en el país caribeño viven muchos descendientes de
paisanos de esta tierra, que mantienen vivos multitud de Centros Asturianos y
otras comunidades; obviamente, no tienen la fuerza de las colonias en México,
Venezuela o Argentina (por hablar sólo de Sudamérica), pero sí una
relación entrañable.
Así que el mundo puede aprestarse a celebrar el momento, antes de que el exilio de Miami –o el entorno de José María Aznar, en España– se ponga a gritar, porque ayer terminó de verdad el siglo XX, que es el más histérico de la historia de la Humanidad... y el fin de una pugna es siempre buena noticia, excepto para los que viven de ella.
Así que el mundo puede aprestarse a celebrar el momento, antes de que el exilio de Miami –o el entorno de José María Aznar, en España– se ponga a gritar, porque ayer terminó de verdad el siglo XX, que es el más histérico de la historia de la Humanidad... y el fin de una pugna es siempre buena noticia, excepto para los que viven de ella.
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