¿Es la Economía? Sí
Por Jorge de Quintes
Al final es la economía la que lo condiciona todo para la
continuidad de los políticos. Los ciudadanos les perdonarán todas las tropelías
que cometen siempre que el bolsillo de los votantes tenga unas monedas que le
permitan vivir, aunque sea con estrecheces. Por eso me parece muy ilustrativo
el debate, o acoso más bien, que se ha emprendido en España para conocer el
programa económico de Podemos. Todavía no hay muchas pistas, aunque podríamos
encontrar algunas si nos detenemos en la administración de los gobiernos
revolucionarios bolivarianos de Latinoamérica. Bueno, por ejemplo en Venezuela,
mejor no pararse. Uno de los países con mayores reservas petrolíferas del mundo
está en bancarrota. No parece que Maduro sea un gestor para tener en
cuenta. Ni siquiera para lo malo.
Pero Rafael Correa, el presidente de Ecuador, podría
servir. Porque además es, y presume de serlo, economista. Y porque se le llena
la boca hablando de lo que llama el milagro ecuatoriano. Seguramente su primera
frase célebre después de llegar a la presidencia del país fue: "Lo primero
es la vida, después la deuda". Se enfrentó a las amenazas del Banco
Mundial y del Fondo Monetario Internacional cuando concluyó que gran parte de
la deuda de gobiernos anteriores era ilegítima y declaró el cese de pagos del
70 por ciento de la deuda de Ecuador en bonos. Aquí realizó una auténtica
jugada maestra. Los acreedores sacaron al mercado los bonos de deuda
ecuatoriana con valores muy bajos (al 20 por ciento de su valor) y Correa destinó
800 millones de dólares para comprar 3.000 millones de su propia deuda. Redujo
sensiblemente la deuda del país y los intereses con un ahorro estimado de 7.000
millones. Un buen golpe.
Pero esta postura le supuso que los mercados internacionales
de deuda se cerrasen para el país. Tuvo que echarse en manos de China a cambio
del petróleo que se produce. Ecuador es
país miembro de la OPEP. Ha vivido ocho años de bonanza económica con el
precio del petróleo por encima de los 100 dólares el barril pero ahora comienza
a ver como el sueño del crecimiento desde el gasto público se pone en cuestión
ante la caída del precio del crudo. Correa ya ha advertido al país que vienen
tiempos duros y Ecuador está teniendo que comprar deuda para pagar deudas
pasadas (capital e intereses). Este año ha vuelto a los mercados
internacionales. A un interés del 7,5 por ciento. Y les recuerdo lo que se
decía en España cuando la prima de riesgo estaba a un 5 por ciento. Aquí, de
entrada dos puntos y medio más.
El Gobierno de Correa se ha dedicado a producir
petróleo y a gastar los beneficios sin encontrar nuevas reservas que reemplacen
a las explotadas. Ahora una parte importante del presupuesto del país empieza a
llegar vía impuestos. Este es un país de recursos primarios, incluso el
petróleo se vende sin refinar y luego hay que importar los derivados. Por eso
se pregona, y se busca con ansia, un cambio de matriz productiva. Un objetivo
irrealizables de un día para otro mientras se han perdido muchos años y con
buenos ingresos. Ahora que la cosa se pone fea la deuda comienza a hacerse
difícilmente manejable y habrá que retirar los subsidios (muy importantes al
gas y la gasolina) con lo que se disparará el coste de la vida. Una potencial
bomba de tiempo.
Al final lo que parece es que el gobierno ecuatoriano en vez
de un milagro ha hecho un truco de magia, pero malo. Dilapidar las reservas sin
encontrar otra fuente de ingreso para afrontar las deudas. Eso lleva a que el
partido en el Gobierno y con mayoría aplastante en el parlamento tenga dudas
sobre su futuro éxito electoral en los comicios presidenciales de 2017. Queda
todavía mucho tiempo.
Pero puede ser un espejo para mirar lo que Podemos puede
ofrecer. No vaya a ser cuestión de resucitar la famosa frase de la campaña de Bill
Clinton contra Bush padre. "Es la economía,
estúpido".
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