Editorial / La Universidad internacional
La Universidad de Oviedo ha suscrito un protocolo de
colaboración con las universidades que forman el Espacio Común de Educación
Superior Tecnológica de Aguascalientes y un convenio específico con la
Universidad Politécnica del mismo Estado mexicano para la implantación de
dobles titulaciones.
Esta organización se denomina ECESTA y está integrada por la Universidad Tecnológica de Aguascalientes, la Universidad Tecnológica del Norte de Aguascalientes, la Universidad Tecnológica El Retoño, la Universidad Tecnológica de Calvillo, la Universidad Politécnica de Aguascalientes, el Instituto Tecnológico de Aguascalientes, el Instituto Tecnológico El Llano y el Instituto Tecnológico de Pabellón de Arteaga.
Esta organización se denomina ECESTA y está integrada por la Universidad Tecnológica de Aguascalientes, la Universidad Tecnológica del Norte de Aguascalientes, la Universidad Tecnológica El Retoño, la Universidad Tecnológica de Calvillo, la Universidad Politécnica de Aguascalientes, el Instituto Tecnológico de Aguascalientes, el Instituto Tecnológico El Llano y el Instituto Tecnológico de Pabellón de Arteaga.
Este acuerdo marca un buen camino para la supervivencia de
la veterana universidad asturiana, que es una institución muy cara para un
pequeño territorio como el Principado y que se aparta así de las guerras
localistas de sus últimas décadas. La presencia del rector en México no dará dinero
a profesores y estudiantes, pero sí los aleja del lodazal de la actualidad
diaria.
No hay que olvidar que la Universidad fue uno de los campos
de batalla de ese villismo canalla que ahora está dejando boquiabiertos a
propios y extraños, después de que todo el mundo mirara para otro lado durante décadas;
hasta el punto de que Asturias es la única región del mundo que tiene tres
campus distantes treinta kilómetros para una población de un millón de
habitantes... Y ello porque, después de convertir a sus obreros en
aristócratas, los sindicatos compraron su apoyo haciéndoles creer que todos sus
hijos serían ingenieros, en lugar de formarlos con universidades populares, por
ejemplo...
Así que bien está que el rectorado de la genuina Universidad de Oviedo ponga ahora kilómetros de por medio; porque vale más imaginar a la institución
como una referencia del saber para el mundo que como un tentáculo más del
totalitarismo minero... al menos, hasta que salga a relucir toda la porquería
del Campus de Mieres.
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