Un adefesio llamado Enrique VIII

Por J. del Río


De Enrique VIII de Inglaterra sabe la mayor parte de la gente que tuvo seis esposas; los informados que era muy guapo y los católicos que rompió con la Iglesia de Roma. Pero ninguna de estas visiones responde más que a un contacto parcial con su vida. Porque este Tudor fue todo eso y más. Aunque también fue el colmo de los excesos.

Enrique VIII (1491-1547) fue rey de Inglaterra y señor de Irlanda desde el 22 de abril de 1509 hasta su muerte. Segundo monarca de la casa Tudor y heredero de su padre, Enrique VII, se casó seis veces y ejerció el poder más absoluto entre todos los monarcas ingleses. Entre los hechos más notables de su reinado se incluyen la ruptura con la Iglesia romana y el establecimiento del rey como jefe supremo de la Iglesia de Inglaterra (la llamada Iglesia Anglicana), la disolución de los monasterios y la unión de Inglaterra con Gales.

También promulgó legislaciones importantes, como las actas de separación de Roma, su designación como cabeza suprema de la Iglesia de Inglaterra, las Union Acts de 1535 y 1542 (que unificaron a Inglaterra y Gales como una sola nación), la Buggery Act de 1533 (primera legislación contra la sodomía en Inglaterra) y la Witchcraft Act de 1542, que castigaba con la muerte la brujería.

De su protección al pintor alemán Hans Holbein deriva una formidable serie de retratos y dibujos en color, que efigian a muchos personajes de la corte de aquella época y le reflejan a él en su mejor época. En el último retrato suyo que permitió (el que ilustra estas líneas) ya era el doble que una persona normal.

Porque Enrique VIII es casi el arquetipo del hombre echado a perder por los excesos: de guapo adolescente acabó en adefesio maduro, cuando ya no se mantenía en pie sino gracias a un sistema de sujecciones que luchaban contra su decrepitud; porque medía 1,70 metros, pero llegó a ser más ancho que alto, por su gusto por la comida.

Igualmente, se conocen sus seis matrimonios, pero no por la cantidad (su coetáneo español Felipe II tuvo cuatro, y eso que era un meapilas), sino por cómo los contrajo... tan compulsivamente como fue su vida en cualquier otro aspecto; se encaprichaba de una compañera de catre y se deshacía de la anterior. Así era Enrique VIII.

El segundo de los Tudor
Enrique nació en el palacio de Placentia en Greenwich el 28 de junio de 1491. Fue el tercer hijo de Enrique VII e Isabel de York. Sólo tres de sus seis hermanos sobrevivieron a la infancia: Arturo, que fue Príncipe de Gales; Margarita y María, futura reina consorte de Francia. Su padre, miembro de la Casa de Lancaster, había adquirido el trono por derecho de conquista, ya que su ejército derrotó al último Plantagenet, Ricardo III, y posteriormente completó sus derechos desposando a Isabel, hija de Eduardo IV de Inglaterra. En 1493, Enrique fue designado condestable del castillo de Dover y Lord Warden de los cinco puertos.

En 1494 fue nombrado Duque de York y, posteriormente, Conde Mariscal de Inglaterra y Lord teniente de Irlanda.

Para él estaba prevista una vida plácida en compañía de una pobre mujer, Catalina de Aragón, viuda de su hermano Arturo e hija de los Reyes Católicos de Castilla y Aragón (lo que llamamos hoy España, más o menos; más Portugal). Para que se casara con su cuñada, el Papado usó una estratagema que él pretendió repetir años después.

Dado que todos los embarazos de su esposa acababan mal y él quería un heredero (aparte de que era un casquivano caprichoso), terminó relacionándose con las hijas de su consejero Bolena, con la mayor de las cuales acabó liado y gracias a la cual conoció a su hermana menor. Ana acabó con su primer matrimonio y casada con él, aunque cometió el error de tontear con un joven, con lo que provocó la cólera del rey y acabó en el cadalso.

Después de su amada Ana Bolena llegaron cuatro esposas más, dado que Enrique VIII ya hacía lo que quería para entonces y no rendía cuentas a nadie: Juana Seymour, Ana de Cléveris, Catalina Howard y Catalina Parr. Podían haber sido más, si Enrique VIII hubiera vivido; pero se murió... en muy malas circunstancias. Y entonces empezó a crecer una leyenda popular que le recordaba como había sido de joven.

Hay una serie de televisión que cuenta bien la primera mitad de su vida. Tiene más de cien episodios y se titula 'Los Tudor', aunque no consigue reflejar su deterioro físico. Porque este rey de Inglaterra murió como un adefesio que no se tenía en pie de obeso; y en medio de un frenesí de poder que acabó convirtiéndole en un neurótico caprichoso.

Un estudio científico dice de él lo siguiente: "Posiblemente, sufría el ‘síndrome de McLeod’, un desorden genético ligado a mutaciones del gen de Kell que explicaría por qué sufrió una transformación a mitad de su vida, pasando de ser un sujeto generoso, fuerte y atlético antes de los 40 para convertirse en un monstruo paranoico a partir de dicha edad”. En esta época su retratista oficial ya no ejercía, claro.

Por ilustrar al personaje, se puede decir que, si pasó por ser buen amante de joven, sus parejas le repelían de mayor; y hasta llegó a ser puesto encima de una de ellas para copular, por sus lacayos. De él se diría hoy "¡qué mal envejecen los cuerpos!" y "¡qué idiotas se vuelven algunos con el poder!"; pero su figura forma parte de la Historia, así que está al margen de la consideración de sus congéneres.

Comentarios

  1. Excelente historia, 'Astures'. Gracias por difundirla. Yo vi la serie y no la entendí, porque estuve en la Torre de Londres y vi su armadura de adefesio.

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